Muchas personas codician algo por su apariencia, creyendo que su brillo y aparente valor externo es lo más importante. Sin embargo, entender que el verdadero valor de las personas no residen en su apariencia, sino en la utilidad que damos a la vida de los demás. Esta enseñanza viene con el cuento El lápiz de Paulo Coehlo.
El niño miraba al abuelo mientras el anciano escribía una carta.
En un momento dado, el niño le pregunta a su abuelo:
–¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?
El abuelo posa el lápiz sobre el escritorio, y sonriendo le dice al nieto:
–Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como un lápiz cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
–¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
–Todo depende del modo en que mires las cosas. El lápiz posee cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo.
Primera cualidad: Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esta mano nosotros la llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad.
Segunda: De vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final está más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.
Tercera: El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta: Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.
Finalmente, La quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, e intenta ser consciente de cada acción.
La moraleja de El lápiz…
La moraleja del cuento radica en que el valor real de un tesoro no se encuentra en su apariencia externa, sino en su utilidad y en cómo nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos y sueños. A veces, lo que parece menos deslumbrante a simple vista puede tener un valor profundo y significativo en nuestra vida.
Autor: Paulo Coelho